![Feliz día de la madre 2024](https://static.wixstatic.com/media/3c0820_7229512623454330bcd0be780bbe7acf~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_490,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/3c0820_7229512623454330bcd0be780bbe7acf~mv2.jpg)
Ser madre es una de las experiencias más íntimas y transformadoras que una mujer puede vivir.
Es un rol que puede ser resiliente, lleno de amor y un sentido de propósito para muchas mujeres, pero que también puede ser abrumador y agotador. Este artículo no intenta ser una guía para ser la madre perfecta, pues el serlo no existe.
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En esta sociedad, el ser mujer conlleva la expectativa de ser madre. Y existen mujeres que desean serlo y algunas que no; ambos lados son completamente válidos y no deberían de ser juzgadas. Yo definiría la maternidad como la crianza de nuestros hijos, pero que además se vuelve una etapa y reto en el que la mujer puede llegar a dejar de lado su identidad.
La sociedad actual nos impone una presión constante por ser "la supermujer": madres perfectas, esposas dedicadas, profesionales exitosas y mujeres siempre impecables. Pero la realidad es que mantener ese nivel de perfección es simplemente imposible. Nos encontramos luchando por encontrar un equilibrio entre nuestras múltiples responsabilidades, a menudo a costa de nuestra propia salud mental y emocional.
Ser madre es sorprendente.
La maternidad conlleva mayores retos que la paternidad, comenzando porque las mujeres son quienes crean este nuevo ser. Es sorprendente lo que conlleva esos cambios fisiológicos, el cuerpo humano se vuelve un refugio para una nueva vida y proveedor de todo suministro necesario.
Podemos ver cambios físicos desde el peso: crecen los senos, aumenta el gasto cardiaco, aumentan los niveles de cortisol y progesterona, hay cambios en el cerebro, y muchos más cambios que se dan en el cuerpo y en la vida. El cerebro y el cuerpo se preparan para la llegada de este bebé, suponiendo un embarazo normativo (que le llamaríamos a lo médicamente esperado).
El cuerpo cambia para que la mujer sea proveedora de alimento, refugio y responda a los estímulos referentes al cuidado del bebé. Hablamos que el hipotálamo se encarga de la motivación maternal, la amígdala mantiene a la mujer alerta ante el llanto del bebé (que es por lo menos el primer año su única forma de comunicación), la corteza parietal procesa información somatosensorial proveniente del bebé y la sustancia negra refuerza las actitudes positivas de la madre hacia su bebé (Escolano-Pérez,2013).
Algunos de estos “cambios” se consideran temporales, pero dejan un rastro. Inclusive muchas de estas alteraciones conllevan exponerse a una fuente de enfermedades, como pueden ser preexistentes genéticamente o desarrollarlas durante el embarazo.
Todo esto pasa mientras no nos damos cuenta, y se ve reflejado en distintas conductas esperadas de ser madre, que es cuidar y proteger al bebé. Pero también podemos ver casos de embarazos que se tornan complicados, o el desapego emocional que puede existir solo que socialmente se rechaza. Se humilla y culpabiliza el hecho de que haya rechazo al bebé o al hecho de ser madre. Debemos pensar en qué contextos podrían ocurrir, como pueden ser embarazos no deseados, depresión postparto, alguna alteración hormonal, situación de violencia en el hogar, violencia obstetra, inseguridad, pobreza, estrés, entre muchos factores que pueden derivarlo.
Ser madre y mujer no tiene por qué ser una lucha constante.
Socialmente, se espera mucho de las madres. Se cree que implica “dejar” tu identidad por convertirla en tu hij@. Dejando de lado las propias necesidades y aspiraciones, se les impone esa presión por ser la “madre perfecta”. Derivando muchas veces a generar sentimientos de culpa, inseguridad y agotamiento.
Al hablar con distintas mujeres, que ya son madres al escuchar sus experiencias, me he dado cuenta de lo mucho que cuesta hablar, de lo complicado que se vuelve a atender a estas nuevas vidas. Siendo que implica no volver a comer caliente, no dormir bien, algunas veces “descuidarse” por la falta de tiempo, aceptar su nuevo cuerpo, tener tiempo a solas, tomar un baño largo o relajante, dejar la mente desconectada.
Y todas desde distintas experiencias en las que ellas mismas creen que es una experiencia muy hermosa, pero demasiado cansada, que, incluso leyendo, aprendiendo, practicando existen momentos en que dudan si lo están haciendo bien, se sienten culpables, se comparan, se arrepiente, pierden el control.
Pero hablan además de lo bello que es mirar a ese pequeño ser que un día crecía dentro de ellas. Puede ser bello, esperanzador, cálido y amoroso, puede estar lleno momento de alegría, de gratitud, de aprendizaje.
Ser madre es un papel que implica una gran cantidad de responsabilidades y dedicación.
Sin embargo, a menudo se deja de lado que también se tienen propias necesidades y deseos. La presión de ser una buena madre, es una lucha de todos los días, desde el replantearse, afrontar los días buenos y malos sin culpa, y buscando un equilibrio entre los distintos roles para encontrar el equilibrio entre ser madre y mujer. No significa que debamos elegir entre ser una buena madre o una buena mujer, sino que debemos encontrar un equilibrio que nos permita ser ambas.
Encontrando el Equilibrio
Aprendiendo a priorizar las propias necesidades sin culpa, a construir una red de apoyo, y a abrazar la imperfección como parte inherente de la maternidad.
Todas las madres enfrentan dificultades similares. Es crucial que se priorice el pedir ayuda, y rodearse de un sistema de apoyo que permita sobrellevar los momentos más difíciles. Además, de ser compasivas.
Nadie es perfecto, y a veces habrá días donde simplemente no te sientas completa o dudarás sobre tu trabajo como madre. Eso está bien. Lo importante es intentarlo, un día a la vez. Ser madre es una de las tareas más desafiantes y gratificantes que una persona puede emprender. Aunque los momentos difíciles parezcan interminables, es importante recordar que eventualmente pasarán.
En el camino, puede haber momentos de alegría, conexión y amor que harán que todo valga la pena.
Conclusión
Ser madre es un papel que implica una gran cantidad de responsabilidades, es una oportunidad para crecer y encontrar nuestro propio equilibrio. Debemos aprender a valorar nuestros roles y a no sentirnos definidas solo por nuestro papel de madre. Debemos encontrar tiempo para nosotros mismas y conectarnos con otras mujeres que comparten nuestros desafíos y emociones.
La perfección es subjetiva, especialmente cuando se trata de la maternidad. Debemos aprender a aceptar que habrá días en los que no podremos hacer todo lo que quisiéramos. Y eso está bien. Ser compasivas con nosotras mismas nos ayudará a sobrellevar los momentos más difíciles. Así que el ser madre, sin duda, no es algo de lo cual podríamos decir que se puede llegar a ser perfecta.
No olvides nunca del esfuerzo que hizo tu madre, ni del esfuerzo que haces cada día al ser madre.
Si hoy no fueras madre, ¿Qué estarías haciendo hoy?
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